Comer por menos de 15 €

Menú del día: Sporting, 'toxos e xestas' en pleno barrio de Gràcia

Este local ofrece entre semana dos tipos de menús: el normal y el VIP, distinguiéndose uno de otro en los segundos platos

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El 'trintxat' de Restaurant Sporting. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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En esta ocasión toca cambiar de tercio y abandonar tanto el barrio de Les Corts como todo aquello relacionado con el natalicio porque, previo a todo ello, debe decirse que el inicio de este año no fue precisamente agradable. A la durísima pérdida de Pep se le sumó el riesgo de no poder continuar su legado en la Bodega Carol por la -inicialmente complicada- renovación del contrato de alquiler del local. Afortunadamente, y no sin algunos e innecesarios sobresaltos, todo llegó a buen puerto. Así que llegó el día de rubricar la pervivencia de la Carol por, al menos, 15 años más. Y acompañado de mi estimado Shawn pensamos que lo ideal sería ir a celebrarlo en un menú del día apetecible

Restaurant Sporting

Maspons, 16. Barcelona

Tf: 93.218.85.78 

Precio: 14,5 €

Honestamente, cuesta creer que un sitio como Restaurant Sporting aún sobreviva en Barcelona. Pero, si te explican que además está en el corazón del barrio de Gràcia, no me duelen prendas al decir que cuesta creerlo el doble. Por eso, es motivo de honda satisfacción sumar otro menú a esta zona de la ciudad, añadiéndolo al magnífico que ofrece Cal Boter

La entrada de Restaurant Sporting. / Alberto García Moyano

Y ¿por qué tanta incredulidad? Al margen de las dificultades habituales de supervivencia de este tipo de locales en un barrio como este, constantemente sacudido por la cretinez especulativa, resulta ser que Restaurant Sporting se halla en uno de esos locales grandes de verdad. Un comedor que no aloja entre semana a todos los comensales que podría albergar en pleno rendimiento, pero que aun así sigue siendo un comedor con todas las letras. 

Ofrecen entre semana dos tipos de menús: el normal y el VIP, distinguiéndose uno de otro en los segundos platos. Como nuestro ámbito competencial es el que es, vamos al menú del día clásico (que para el VIP siempre hay tiempo): nueve opciones de primero y ocho de segundo. Debidamente equilibradas si quieres pisar más o menos el acelerador y con una importante y agradable presencia de pescado entre sus segundos platos. La cosa sobre el papel pintaba bien, así que tocaba ver si sobre el mantel también. 

'Trinxat' de la Cerdanya con panceta crujiente

No había ánimo para complicarse -más- la vida, así que directo al 'trinxat' de la Cerdanya con panceta crujiente. Justo lo que se necesitaba: yin ('trinxat' no recocido) y yang (un generoso trozo de panceta) en perfecta armonía. Me resulta ciertamente curioso que el elevado porcentaje de bares y restaurantes gallegos en los que se encuentra (o encuentro, vaya) este plato. No envidié, aunque me quedé con las ganas de probar el caldo gallego o la sopa de cebolla, que también aterrizaban con frecuencia en otras mesas de la sala. Ya se resolverá volviendo, cosa que me comprometo a hacer sin duda. 

Cogote de merluza a la donostiarra de Restaurant Sporting. / Alberto García Moyano

La elección del segundo, en mi fuero interno, era ni más ni menos que tirar un triple en el último segundo del partido, de medio campo y con poco equilibrio. Me había dejado seducir por un atractivísimo cogote de merluza a la donostiarra que, nada más leerlo, distrajo mi atención del resto, aunque esa inseguridad que le asiste a uno constantemente no me permitía verlo bien parido en un menú del día. Nuevamente temores infundados. Resultó que en esta santa casa manejan estos manjares en el menú del día con cierta frecuencia. Y allí yacía el cogote: tierno, abundante, acompañado de patatas panadera y ese refrito de ajos que personalmente podría ser uno de mis alimentos diarios si no fuera por lo médicamente contraindicado de abusar de ello. Qué feliz se acaba tras aprovechar la pieza hasta pulir las espinas… ¡y aún faltaba el postre! 

Profiteroles del Restaurant Sporting. / Alberto García Moyano

Mientras que la opción tarta de Santiago (con chupito de 'meus amores' de escolta) fue la elegida por mi acompañante, cómo le iba a decir que no a los profiteroles. Pocos postres relaciono más con una celebración que los dichosos (de dicha) profiteroles. Sí, culminábamos celebraciones con profiteroles allá en los 90, no nos vamos a engañar, pero cómo me alegro de que no desaparezcan en casas como estas para volver a redondear días que merecen ser recordados. 

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Y, con esto, se puso un broche dignísimo a un día en el que se comenzó a enderezar un 2024 que comenzó torcido a más no poder. No le voy a dar toda la responsabilidad de esa buena senda a Restaurant Sporting, pero sí una parte. Porque si se aguanta donde se aguanta y como se aguanta, por algo será.  

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