Gastronomía asequible

Barcelona buena y barata: los buñuelos de bacalao en Cal Ninot by Rosi son un espectáculo

Este local frente a la entrada del mercado del Ninot lo peta. Si vas, mejor reserva mesa antes

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Rosi, en Cal Ninot by Rosi, con sus espectaculares buñuelos de bacalao. / Òscar Gómez

Son buñuelos enormes, crujientes y jugosamente extraordinarios. Rosi refuerza la masa canónica con un extra de tacos de bacalao, así que en cada muerdo te llevas al papo un pedacito sabroso de mar resucitado. Los sirve sobre la puntilla blanca de una blonda: 'old-fashioned' clasicazo. Hay que huir de los clichés. Rosi lleva cuatro décadas en nuestro país y desborda cualquier estereotipo que uno pueda albergar en la cabecita. Rosi machaca y destruye los clichés a golpe de sonrisas y simpatía. ¡Pam!

Cal Ninot by Rosi

Casanova, 138. Barcelona

Tf: 93.124.42.97

Buñuelón de bacalao: 4,5 €

Pincho de tortilla de patatas: 5 €

Ensaladilla: 5,5 €

Menú de mediodía: 19,50 €

Era nuestra primera visita cuando, a medio aperitivo, entró desde el mercado carreteando entre sus manos una caja de madera llena de esplendorosas colmenillas -'múrgoles', 'rabassoles', llámalas como quieras, son la primavera hecha seta carnosa y carnal-. Se detuvo junto a nuestra mesa mientras estábamos hincando el diente a la tortilla – ¡luego hablamos de esta tortilla!- y a la ensaladilla coronada con fantásticas láminas de ventresca. Apoyó la caja en el borde de la mesa, retiró la redecilla protectora que cubría las setas, sonrió ampliamente y nos dijo: “Son setas del país, de aquí. Son las mejores, mucho mejor que las de cultivo, que vienen de China. Estas mucho mejor, la verdad”.

Asentimos, porque tenía toda la razón y también porque tanta simpatía deslumbra. Siguió su camino hacia el interior de la cocina y fue entonces cuando decidimos pedir algo más. Y pedimos buñuelos, croquetas y bacalao en brocheta sexi y picante.

Buñuelos con blonda de Cal Ninot (by Rosi), ¡clasicazo! /

Òscar Gómez

La tortilla de patata de Rosi es heredera de la que también estuvo sirviendo durante años en el mítico Bar Míchigan (también by Rosi, por cierto). Esa tortilla convocó durante años a la fanaticada de la ciudad, los que son -somos- capaces de desplazarnos sin manías lo que convenga si la tortilla lo merece. Nos tuvo a muchos viajando felizmente a la parte alta de la ciudad. Y ahora repite receta y triunfo en el Eixample, frente a la entrada del mercado del Ninot.

Los vecinos del barrio entran, saludan, ella les contesta por el nombre y a un par de ellos los despide con un abrazo. Li-te-ral. En la pared cuelga también un retrato ilustrado, regalo de un cliente tan buen artista como agradecido. Felicidad de barrio. Cal Ninot by Rosi lo peta: si vas a comer gestiónate una reserva, te lo aviso. Antes de pasar a los platos, déjame decirte que la tortilla es cremosa, con discreta aportación de cebolla pochada, cuajada pero no seca. Fantástica.

En la pared, esta ilustración que regaló un cliente agradecido a la dueña de Cal Ninot by Rosi. /

Òscar Gómez

Hablemos de su menú de mediodía para ilustrar una de las grandes líneas que definen esta cocina: la calidad de la materia prima. Cuando toca el rabo de toro con patatas panadera, hay que aprovechar. Cuando toca la terrina de pies marranos con 'foie' y parmentier de patata, pues también hay que aprovechar. Ambos exquisitos, como también lo está el plato de butifarra de perol con parmentier o la fritura de pescado con gamba y piparras.

Si revisas la lista de platos, verás por qué hay que dejar los clichés aparcados. Repetimos: materia prima excepcional. Si te sientes espléndido, pide alguno de los platos con marisco, que está expuesto en la entrada, aunque estos platos ya pican un poco más, claro.  

Pincho de morro de bacalao con alegría riojana de Cal Ninot by Rosi. /

Òscar Gómez

Rosi cambió su nombre chino original (Xiu Zhi Hu) para facilitar su integración, que tras 40 años, es total. “No tengo casi nada que me ate a China. Volví hace unos años y fabriqué millones de uniformes para marcas conocidas, chalecos de trabajo. Pero no me gustaba, vendí el negocio y me volví. Tengo aquí a toda mi familia”. Escogió Rosi tras un primer intento que terminó descartando: María. “Sabes, es que un día fui al mercado y oí tantas veces María, y yo pensaba que era para mí pero no era yo. Así que me cambié a Rosi, que no hay tantas”.

Nos trae los pinchitos de bacalao con alegría riojana. Es morro, o sea, bacalao del bueno y del bueno, el mejor corte. Se nota porque se le caen solitas las lascas. Los aderezan con guindilla de Mendavia, variedad Alegría riojana, y pican, pican mucho. Están tremendos estos bocados de pincho. 

Para el momento dulce, grandes clásicos de ayer y de hoy: buena 'tatin' de pera, y buena torrija. Aunque si tienes opción pídete la leche frita. Sensacional, por su rebozado fino y ligero, por su mordisco cremoso y por su dulzor muy bien controlado. Los postres -como, de hecho, toda la carta- son caseros, por descontado. Cafecito en la terraza, sonrisa de Rosi en la despedida y para casa. Hemos triunfado. ¡Pam!