Para morros finos

4 nuevos (y buenos) restaurantes de Gràcia que vale la pena probar

Apunta este póquer de aperturas porque vas a disfrutar de lo lindo

El guiso de sepia con guisantes de Bar Hermós.

El guiso de sepia con guisantes de Bar Hermós. / Ferran Nadeu

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Cata Mayor

Gràcia es una de las zonas de Barcelona con más ambiente gastronómico. Hay restaurantes para todos los gustos, y siempre hay novedades. En este artículo te recomendamos cuatro nuevos (y buenos restaurantes) abiertos hace poco en Gràcia.

Merecen una visita porque damos fe de que allí se come muy pero que muy bien. Son estos.

Demo Gastrobar

El bocadillo de carrillera de cerdo.

/ Ferran Nadeu

Guisos, tortillas al momento, bocadillos, clásicos con personalidad: Marc Agelet quiere encontrar su sitio en la competitiva restauración barcelonesa. Ojito al plato del día con pan y bebida a 10 €. Así que id, sentaos, disfrutad. Así es su trabajo en Demo Gastrobar.

Tangana

El tartar de cuchara (con caldo).

/ ELISENDA PONS

A sus 58 años, Josep Maria Masó regresa como propietario de un restaurante, asociado con Àlex López, después de dos décadas de trabajar para otros, con aperturas con carisma barcelonés como las del Cañete y la terraza Martínez. Las más recientes, Carmina y Gala. Ahora, hace cocina de mercado "sin pretensiones"... pero ¡atención al tartar de cuchara de Tangana!

Brabo

Cabecero de lomo de cerdo gascón con 'aligot' de queso Puigpedrós.

/ Ferran Nadeu
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Rafa Panatieri y Jorge Sastre, dueños de las pizzerías Sartoria Panatieri, vuelven a los orígenes con un restaurante centrado en la parrilla. Ocupa el local donde estuvo Fan Shoronpo, y tras una remodelación profunda ha renacido con gusto, aunque, para enfado de 'instagramers' y alegría de espeleólogos, la luz escasea. En cualquier caso, un bravo merece Brabo.


Bar Hermós

Las sardinas rellenas de picada.

/ Ferran Nadeu

Frente a La Pubilla, el Mercat de la Llibertat y, dentro, Alexis Peñalver, que también tiene Extra Bar, se hace cargo de una barra en la que solo sirve animales marinos. Dotado con un equipamiento mínimo (horno, plancha y dos fuegos), se pone la escafandra para la especialidad: solo aquello que descargan los barcos, "producto al que aplicamos las bases de la cocina catalana". Así es Bar Hermós.