Una deliciosa bechamel mejora cualquier receta. Hay que tiene la técnica perfeccionada y consigue siempre que le quede perfecta, pero no todo el mundo logra prepararla sin grumos.
La bechamel se usa para hacer lasaña, canelones, mejillones rellenos, musaka, pechugas a la Villaroy o unas clásicas croquetas y siguiendo unos simples consejos podemos hacerla como un auténtico profesional de la cocina.
Ingredientes
500 g de leche
40 g de mantequilla
40 g de harina
1 clavo
1/2 cebolla
1 hoja de laurel
Sal
Nuez moscada
Pimienta (blanca o negra)
Elaboración
Verter la leche en una olla, con una hoja de laurel, la media cebolla y el clavo para aromatizar, y poner a hervir.
Cuando hierva la leche, retirarla del fuego y dejarla reposar durante unos 10 minutos para que los sabores se mezclen bien.
En otra cazuela, añadir la mantequilla a fuego medio y esperar a que se derrita, removiendo con una varilla. Una vez derretida agregar la harina y mezclar todo bien hasta que quede como una especie de masa. Seguir mezclando durante unos dos o tres minutos para que la harina se cueza bien.
Apartar del fuego y añadir la leche pasándola por un colador, quitando el laurel, la cebolla y el clavo.
Mezclar todo y ponerlo de nuevo al fuego, a media temperatura, sin parar de remover durante tres minutos.
Añadir sal, nuez moscada y pimienta al gusto.
Si nos gusta la bechamel más espesa, solo tenemos que dejarla cocer durante unos minutos más sin parar de remover.