Alimentación

¿Es mejor comer rápido o lento?

Dos jóvenes comiendo en un terraza de La Roca Village. / EP

Cada decisión relacionada con nuestra alimentación tiene repercusiones en nuestra salud. Las investigaciones de los últimos años evidencian que no solo es importante qué comemos, también cuándo, cómo cocinamos e incluso la velocidad a la que ingerimos la comida.

La obesidad afecta a más de 1.000 millones de personas en el mundo, estimó un estudio realizado en colaboración con la Organización Mundial de la Salud y publicado en la revista científica The Lancet. Este experto lo atribuye a una "transformación rápida, y no a mejor, de los sistemas de alimentación" en países en desarrollo.

Por lo que, debemos prestar atención a todos los aspectos de nuestra alimentación. Lo primero es tener cubiertas las necesidades de macronutrientes (carbohidratos, proteína y grasa) y evitar los ultraprocesados. Pero, según los nutricionistas, también es recomendable comer despacio, ya que contribuye a un alto nivel de saciedad.

La Asociación de Cardiología de Estados Unidos ha publicado un estudio en el que aseguran que comer despacio puede prevenir la obesidad, la hipertensión y algunas enfermedades cardiovasculares.

Comer despacio también puede evitar introducir en nuestro organismo las bacterias presentes en los alimentos, que se expulsan al masticar poco a poco y que no pueden esquivarse con una ingesta rápida. Esto contribuirá a prevenir los gases y dolores estomacales muy comunes en la población joven.