Las torrijas son las reinas indiscutibles de la Semana Santa. Pero eso no quiere decir que sean el único dulce por el que muchos están deseando que llegue la época de las procesiones. Casi cada rincón de España tiene su postre típico y, por desgracia, muchos no son muy conocidos más allá de las fronteras de la comunidad autónoma.
Las monas de Pascua tienen gran tradición en toda la zona del Levante, pero también son típicas de Catalunya y tienen una versión particular en Avilés (el bollo). Pero, puestos a enumerar, la lista se vuelve casi infinita: el panquemado, la toña alicantina, los buñuelos, los pestiños, los 'rubiols', los 'crespells', los bollos de Arcos de la Frontera, las rosquillas de anís, los rosquetes de Cádiz, las alpisteras de Sanlúcar, las flores fritas, los borrachuelos malagueños, la leche frita, los huesillos de Extremadura... Y los panecillos de Ávila.
El toque a anís de estos últimos resulta delicioso. Además, tienen una gran ventaja respecto a otras elaboraciones tradicionales: se hacen en apenas 40 minutos y no requieren mucho tiempo de amasado. El único pero es que, al ser una masa frita, no son la opción más saludable del mundo. Pero, como dice el refrán, un postre al año no hace daño. Y estos hacen que las meriendas sean insuperables.
Aquí tienes la receta de los panecillos de Ávila.
Los panecillos de Ávila tienen que pasar por la sartén. /
Ingredientes
60 ml de aceite de oliva (y lo necesario para freír)
200 g de harina de trigo
30 g de azúcar (y otras tres cucharadas para decorar)
Un huevo
60 ml de anís
10 g de levadura
Preparación
El primer paso es integrar los ingredientes húmedos: el huevo con el anís, el azúcar y el aceite
En un bol aparte, hay que mezclar los secos: la harina y la levadura.
Después, hay que juntar ambas, removiendo enérgicamente hasta que todo esté perfectamente integrado.
Dejarlo reposar alrededor de media hora.
Una vez transcurrido ese tiempo, hay que calentar abundante aceite en una sartén.
Entre tanto será el momento de hacer la forma a los bollitos dividiendo la masa en 10 porciones lo más iguales posible.
Una vez el aceite haya adquirido temperatura, freír los panecillos a fuego medio para que se hagan bien por dentro.
Cuando estén dorados, retirar a una fuente con papel absorbente y, después, decorar con azúcar.