Si una cosa funciona es mejor no tocarla. Eso dice el dicho y McDonald's lo cumple a raja tabla. La fórmula de sus patatas fritas ha permanecido inalterable desde 1955, cuando la cadena estadounidense de comida rápida comenzó a dar sus pasos. Desde entonces, y junto al Big Mac, se han convertido en santo y seña de la marca. Pero, ¿por qué gustan tanto sus papas? A lo largo del tiempo, como la Coca-Cola, han sido sometidas a todo tipo de estudios, especialmente por parte de la competencia. Estas son las conclusiones.
Tanta atención sobre un producto, en apariencia muy sencillo, ha arrojado respuestas. Se da por buena la conclusión de que lo verdaderamente distintivo de las patatas de McDonald's lo encontramos en uno de sus ingredientes y en la mezcla perfecta y especial entre todos ellos.
Un saborizante
Ese elemento único sería un saborizante de carne de res. La multinacional solo utiliza los tipos Russet Burbank y Shepody de patatas, y luego añade grano grano hidrolizado y sal.
Respecto al toque de sabor, la empresa usaba originalmente grasa animal durante la fritura. Sin embargo, prescindió de este método en los años 80 del siglo pasado para reducir el contenido en grasas saturadas. El saborizante logró solucionar el problema planteado sin perder el gusto característico del producto.
Por si no fuera poco, se comprobó que también era eficaz para que las patatas, una vez mezcladas con los aceites vegetales, no se quemaran al freírlas.