En torno a la becada hay tanto misterio que se esconde incluso su consumo público. Invisible en el bosque gracias a la facilidad con la que se mimetiza gracias a un plumaje que parece hojarasca, arbusto o corteza, lo es también sobre los manteles, ya que su venta está prohibida, no así la caza, en una incongruencia que no es capaz de resolver un tribunal de filósofos, ajedrecistas o enigmistas. Está allí, esplendente en su marrón sobre el plato blanco, pero todos hacen como si no la vieran.
Misterio en el bosque
El ave que se come pero que no existe
La becada es antojo de gurmets que saben, en temporada, en qué establecimientos encontrarla y cuál es el código secreto para acceder a ella
Protegida por la ley, se permite, sin embargo, abatirla, aunque una vez en el zurrón el comercio es ilegal
Una becada con su alimento. /
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