Rutas gastronómicas

La cocina pobre sabe

Existen sabores mágicos ocultos en los ingredientes más comunes, como es el caso de las espinas de las anchoas, que pueden ser un exquisito aperitivo

El chef Josep Álvarez, de Can Vallés, con sus canelones de pies de cerdo. / JOAN CORTADELLAS

Una de las escasas alegrías que nos ha dado la pandemia ha consistido en la desaparición en las redes sociales de los chistes y memeces en torno a los cuñados. Lo malo es que esta ausencia ha sido sustituida por la crítica acerba sobre todo aquello que huele a brócoli. Es uno de los olores a cocina pobre más odiados. Como pertenece a los últimos escalafones del mundo de los poderosos está muy mal visto. No han faltado insultos sobre coles y demás brasicáceas entendidas como de lo más miserable. San Francisco, el pobre de Asís, hoy en día tendría difícil fundar su orden.