La historia del aceite hasta convertirse en puro zumo de aceitunas ha tenido muchos vaivenes. No debía estar muy bien elaborado cuando los escritores culinarios, hasta el siglo XIX, lo trataban de mejunje para fritangas. Así lo cuenta Alejandro Dumas, mientras que Georges Sand recuerda en 'Invierno en Mallorca' lo que sufría con Federico Chopin deglutiéndolo en tortillas y ensaladas. El gran cambio se dio hace pocos años, lo que tardaron productores y olivareros en entender que un buen aceite requiere un trabajo previo próximo a la enología. Pequeñas y grandes firmas fueron conscientes de que tenían entre sus manos un tesoro. La mejor manera de conocerlo es viajar a su origen, para asumir cómo el paisaje y el esfuerzo humano lo hacen posible.
Rutas gastronómicas
Viaje al zumo de la aceituna
El gran cambio en la consideración del aceite llegó cuando olivareros y productores asumieron un trabajo previo que está próximo a la enología
El olivo milenario ’Lo Parot’ en Horta de Sant Joan. /
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