Qué gusto limpiarse los morros, los dedos, ¡la barbilla!, con una servilleta de tela: grande, consistente, que vista y proteja las piernas. Con las de Alkimia y Caelis podrías envolverte.

Dejando aparte los restaurantes egregios, en los que por el precio merecerías llevarte la mantelería, me viene a la cabeza el paño de Sopa de Pedres, casa de comidas con un menú de mediodía de 12.90 € (guisantes, butifarras y sepia, bacalao con 'dashi' y espinacas), por el esfuerzo de mantener ese servicio.

Es deprimente, e incómodo, sentarse en un sitio con atractivo y encontrar una servilleta de papel que, en la primera acometida, se convierte en inservible. ¡Queremos tiendas de campaña!