El problema de la vivienda

La fuga de barceloneses y la presión turística agotan la oferta de alquileres en el Maresme

Vista aérea de la localidad de Vilassar de Mar, en el Maresme / 123RF

El "bonito piso de dos habitaciones y 55 metros cuadrados, reformado y amueblado en Arenys de Mar" de Mireia N.casi se le ha indigestado a esta propietaria que quiso alquilar la vivienda por su cuenta y por 750 euros mensuales el pasado enero. "Me llamaron o enviaron mensajes más de 150 personas en una semana, no podía dar abasto", relata a este diario. Dos elementos eran claves en la ecuación: en toda la comarca apenas había una veintena de opciones por ese precio, que para muchas personas supone un tope económico. Pero sobre todo, ofrecía un contrato tradicional de larga duración (5 años), que casi se ha convertido en una rareza en el Maresme. La zona tiene bajo mínimos su estoc de pisos en alquiler a causa del efecto combinado de la fuga de barceloneses de la capital catalana (por los precios y por el afán de "calidad de vida") y de la presión turística que convierte sus viviendas en una mina de oro para el alquiler vacacional en verano.