Problema de convivencia

Nueve de cada 10 comunidades sufren impagos en Barcelona y una cuarta parte tienen morosos recalcitrantes

Fincas residenciales de Barcelona, con una rehabilitación de fachada en marcha en una de ellas. / Elisenda Pons

Andrea J. está que trina hace varias semanas porque por 'decretazo' vecinal le toca limpiar el rellano de su escalera en el distrito de Sants-Montjuïc hasta que las finanzas de la comunidad remonten. La causa del recorte en los servicios de la finca es la morosidad, que ha llevado a esta pequeña comunidad de 12 vecinos a quedarse en números rojos y ver peligrar incluso el uso del ascensor. "Es inadmisible que el impago de unos nos afecte a todos o nos obligue a aumentar las cuotas", señala. Pero no está sola en su queja: el Col·legi d'Administradors de Finques de Barcelona-Lleida (CAFBL) subraya que entre un 80 y un 90% de las comunidades de la ciudad sufren impagos por parte de algún vecino, mientras que en una cuarta parte de las fincas la morosidad es tan recalcitrante que llega a afectar a su normal funcionamiento: el recorte de servicios o el retraso en obras de mantenimiento, rehabilitación de fachadas o de mejora de accesibilidad suelen ser las principales consecuencias.