Disputa por el espacio público

Denuncia masiva a las terrazas de la Rambla de Barcelona: hasta tres veces más mesas de las permitidas

Una terraza de la Rambla, en Barcelona. / JORDI OTIX

El fin de semana y agosto excitan el hormigueo nocturno en la Rambla. La multitud fluía el viernes arriba y abajo mientras iban llenándose las terrazas que se encadenan desde el Liceu y hasta Drassanes, ajenas al dilema entre espacio público y negocio que suscitan. En medio del paseo universal de Barcelona, se servían grandes paelleras a una clientela numerosa, dispuesta a cenar. Solo una terraza rayaba el centenar de comensales, si bien la cifra no cuadra para nada con el aforo que se le autoriza. Según el listado público de licencias del ayuntamiento, dicho restaurante paga una tasa que le concede colocar 32 sillas y ocho mesas en el bulevar de la Rambla; sin embargo, se excedió sin disimulo de la treintena de mesas tanto la noche del jueves como la del viernes, según constató EL PERIÓDICO.