Vecinos en pie de guerra por un bar sin licencia a punto de abrir junto a los búnkers del Carmel

Saben lo que es morir de éxito turístico, y los efectos colaterales de vivir junto al mirador panorámico más de moda de la Barcelona. Así que las obras para la apertura de un nuevo bar a unos 500 metros de los búnkers del Carmel ha puesto en alerta al barrio, con la exigencia vecinal de que no se autorice la actividad. Los temores parecen infundados porque el ayuntamiento asegura que no concedará la licencia, al estar emplazado en una zona afectada urbanísticamente y tratarse de un inmueble calificado con uso residencial. Pero tras comprobar que esta semana llegaban los camiones para aprovisionar de bebidas al negocio, de cara a su inmediata apertura, los vecinos han celebrado una reunión urgente este jueves. Al parecer, las obras comenzaron hace meses, fruto de lo que parece un malentendido por parte de su titular. El inmueble era una construcción en pésimo estado que había sido una vivienda, y nadie supo de su giro comercial hasta poco. Hace un mes los vecinos vieron instalar una chimenea propia de bar-restaurante y sonaron las alarmas. Los residentes lo hicieron saber al consistorio, que no detuvo las obras, se quejan ahora los afectados. Inversión y confusión El solicitante Afridi BCN SL afirma a este diario que ha realizado una fuerte inversión porque el ayuntamiento le había asegurado que la apertura del bar era posible en esa zona y defiende su legalidad. Pero el distrito de Horta-Guinardó replica que el titular solo "pidió un informe urbanístico previo para saber si la zona estaba sujeta a un plan de usos y se le indicó que no estaba afectada por el plan de usos del núcleo antiguo de Horta, pero esto no significa que no esté afectada urbanísticamente". En concreto, se trata de un ámbito con calificación urbanística 17/6 (Zona de renovación urbana en transformación de uso a sistema de parque urbano), como se especifica en el documento que se le entregó. En la misma página se indica los trámites necesarios para solicitar licencias, sin que ello signifique que la vaya a obtener. "No ha pedido ninguna licencia de actividad y si la pide se denegará, los usos actuales son residenciales", destaca el distrito. Además, el afectado solo tramitó un 'assabentat' de obras menores. Y en una inspección realizada este jueves el ayuntamiento ha comprobado que "las obras realizadas [de mayor envergadura] no se ajustan" a la solicitud. También se le ha indicado que el letrero de bar "está fuera de normativa y lo tiene que retirar". El empresario interpretó que tenía vía libre e iba a solicitar ahora la licencia, a punto de abrirlo. Insiste en que se trataría de un bar con comidas rápidas que cerraría a las 23.00 horas, pese a las copas de su letrero. De hecho, el ambiente se caldeó aún más hace unos días con la instalación de dicho rótulo que reza Bar Bunkers y se ilustra con cócteles variados y hasta shishas para fumar. Algo que los vecinos temían que comportase "turismo de borrachera en el Turó de la Rovira", tras las experiencias de masificación y botellones que ha vivido la zona, y que derivaron en la creación de una valla perimetral para frenar la invasión nocturna. Previsibles molestias "No está pensado para el vecindario ni ha tenido en cuenta las molestias que generará", señalaban en el cartel de la convocatoria de reunión, anticipando que pudiese funcionar hasta las 3.00 horas, como se permite a los bares en fin de semana. Fran Bernal, vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Turó de la Rovira y miembro del Consell del Turó de la Rovira (sobre la problemática de los búnkers), explica a este diario que no comprenden cómo el distrito de Horta-Guinardó no ha intervenido antes al respecto. "No se entiende que permitiesen los trabajos sabiendo que quieren abrir un bar sin licencia", insiste. Los vecinos se entrevistaron el miércoles con el nuevo concejal del distrito, Lluís Rabell, que les reiteró que el permiso de actividad era del todo imposible en ese enclave. Bernal destaca que autorizar un bar sería "el pistoletazo de salida" para nuevos negocios, en un momento en que cerca ya se han abierto tres colmados con horario nocturno que "no están enfocados a las necesidades de los residentes, sino de los turistas", donde el alcohol tiene un papel protagonista. Por ello, exigen al ayuntamiento que elabore antes de que sea demasiado tarde un plan de usos para la zona. "No vamos a dejar que abra", señala el mismo representante sobre el Bar Búnkers, que tiene una ubicación estratégica en el camino al Turó de la Rovira, justo al lado de una parada de bus donde se apean muchos visitantes. Y aunque este verano no es posible el acceso nocturno, porque el acceso vallado se cierra a las 19.30 horas, los vecinos advierten de que muchos visitantes se quedan en la zona después, ya que hay otros puntos con vistas a la ciudad (como el Turó del Carmel), y otros muchos llegan después de las ocho y aunque lo hallen cerrado se cuelan o también buscan un plan B en el entorno. Los bares podrían ser el aliciente de una nueva afluencia nocturna, teme Bernal.

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