Movilidad sostenible

Barcelona pedalea hacia su 'prime' en materia de ciclismo urbano

Dos ciclistas se besan en el carril bici de Paral·lel, el pasado verano / Jordi Otix

Miren a su alrededor. Un familiar, un vecino, un amigo, un compañero de la oficina. Todos conocemos a alguien que se mueve en bicicleta por la ciudad. Y cada vez son más. A pesar de tener un clima privilegiado para pedalear, Barcelona despertó tarde en estos lares del ciclismo urbano, pero lo que hace 15 años era una anécdota, en 2023 ya es una realidad más que consolidada, con 250 kilómetros de carriles bici y, lo que es más importante, una cultura ciclista afianzada y reconocida.

Este sábado se celebra el día internacional de la bicicleta. Lo más probable es que pase desapercibido, pero el fin de semana que viene la efeméride podrá resarcirse con la celebración de la Fiesta de la Bici y la Bicicletada, organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona. Sucederá el 11 de junio, con todo tipo de actividades en el paseo de Lluís Companys de 10 a 14.30 horas y con un paseo de 12 kilómetros que partirá desde Aragó con paseo de Sant Joan y que recorrerá el Eixample y Ciutat Vella.

Masa Crítica

Este viernes, como sucede todos los primeros viernes de mes, se celebró la Masa Crítica, la concentración de ciclistas que pedalean por la ciudad durante un buen rato en una mezcla de fiesta y reivindicación. Fue una convocatoria más exitosa de lo habitual. Y no es para menos, pues la ciudad está en un momento de tránsito, de posible cambio de aires en el consistorio. Tienen claro que queda mucho por hacer y que no quieren ceder ni un centímetro de todo el camino que se ha recorrido hasta la fecha, cuando la cuota modal de la bici está acariciando el 3%. Les parecerá poco, pero si tomamos como base la encuesta de movilidad en día laborable, la motos supone el 6,2% de los desplazamientos realizados por residentes, es decir, sin tener en cuenta las motocicletas que vienen de fuera.

El carril bici de la Diagonal

/ Jordi Otix

En una ciudad en la que el 52% de los residentes van andando, el 24% usan el transporte público y solo el 14% recurren al coche, el margen de crecimiento de la bici es enorme. Luego están los más de 530.000 coches que a diario vienen de fuera de Barcelona, generando más de un millón de desplazamientos y su correspondiente congestión y contaminación, pero ese dato lo dejaremos hoy al margen.

Seguridad y robos

Tal y como se ha demostrado desde que en marzo de 2007 naciera el Bicing, el aumento del número de ciclistas va de la mano del despliegue de la infraestructura. Y tal y como exhiben todas las encuestas realizadas al colectivo a pedales, la seguridad, y por ende, el hecho de disponer de corredores segregados, es el elemento más importante a la hora de apostar por este medio de transporte. Del mismo modo que el robo es el principal obstáculo, y ahí tiene poco perdón el hecho de que el Bicibox, los aparcamientos seguros en superficie, estén en casi une veintena de municipios metropolitanos pero no en Barcelona.

La línea de bicibús de Tres Torres, celebrando su segundo aniversario de ruta ciclista escolar. Fue la primera de Barcelona

/ Joan Cortadellas

Uno de los principales objetivos del siguiente mandato debería ser el de anular los carriles bici bidireccionales que tantos problemas de convivencia han provocado, sobre todo en el Eixample, donde un coche, al realizar un giro, debía estar pendiente de los peatones de ambos lados y de las bicis y patinetes de ambos lados. Que no es que no forme parte de su obligación, pero ante la congestión, la densidad y el nervio que se vive en la calzada, lo mejor es minimizar las maniobras que puedan generar un peligro para algún colectivo.

Querido alcalde...

El Bicicleta Club de Catalunya (Bacc) elaboró, de cara a las elecciones, una suerte de decálogo de mínimos para que Barcelona tomara el camino correcto en la senda de la promoción del ciclismo de ciudad. Son reclamaciones que giran en torno a la seguridad, la prioridad, el control y la convivencia. Piden al futuro alcalde que los carriles sean más anchos y que se adapten al crecimiento de la demanda, que los itinerarios estén conectados y que no haya puntos de 'cul de sac', que se promuevan los aparcamientos seguros, que los semáforos les sean más favorables, que la velocidad se reduzca de manera generalizada a 30 km/h, que haya más policía en bicicleta, que se persiga más el acoso de los vehículos motorizados a los ciclistas y que se fomente el reparto de mercancías en 'cargo bikes'.

Con más kilómetros que nunca, con carriles bici a menudo colapsados, con cada vez más cuota modal y con cada vez menos coches, Barcelona pedalea, como dirían los adolescentes, hacia su 'prime' en materia de ciclismo urbano. Está por ver con qué ánimo coge el testigo el próximo alcalde.