La solución salomónica con la que se ha tratado de calmar la disputa entre familias de escolares y vecinos por una pacificación que limita el tráfico en la Font d’en Fargues, en Barcelona, ha deparado una extraña combinación: una vez que acaben las obras en los próximos días, los 80 metros remodelados de la calle Pintor Pradilla permanecerán abiertos a la circulación en el tramo que discurre delante de la entrada del colegio del barrio, pese a que se interpondrán bancos, gradas y ‘aparcabicis’ en mitad de la calzada. La fórmula no acaba de contentar a nadie, porque ni prohíbe del todo el paso a los vehículos, como pretendía la Asociación de Familiares de Alumnos (AFA) del centro, ni se ha desistido de ocupar el arcén con mobiliario urbano, para disgusto de residentes de la zona.
Zigzag al volante
El gobierno de Colau estudia flexibilizar pacificaciones escolares con pilonas y tránsito intermitente
Un coche circula por el tramo en obras para pacificar la calle que da entrada a la escuela Font d’en Fargas, en Barcelona. /
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