Movilidad

El carril bici de Via Augusta estrangula la entrada de coches a Barcelona desde el Vallès

El ayuntamiento aspira a que el tráfico caiga entre un 3% y un 5% para que la circulación sea la de antes de perder un vial para tráfico privado

El carril bici, cuando estaba en construcción, en el cruce de la Via Augusta con Mitre. Uno de los puntos más delicados de la arteria / Laura Guerrero

El título podría ser otro, sin duda. Algo así como 'la bici gana un carril en Via Augusta, fundamental para muscular la red ciclista de Barcelona'. Y ambas visiones tendrían razón. Esta infraestructura es una buena metáfora de la dicotomía en la que se encuentra la ciudad, entre planificar de puertas adentro o priorizar los intereses de los que a diario vienen de fuera, muchos de los cuales lo hacen en vehículo privado. No hay duda de que los gestores de la cosa pública tratan de maridar ambos asuntos (aunque los votos salen de donde salen, eso también es cierto), pero hay ocasiones en las que el equilibrio es casi imposible. Es un hecho que la eliminación de un carril para coches entre la salida del túnel de Vallvidrera y la Ronda del Mig -también hasta la plaza de Molina, pero resulta menos sangrante- ha elevado la congestión de este tramo, ya de por sí abultada en las horas punta. El problema es que ahora los atascos, o la sensación de atasco, se percibe durante buena parte del día. Al fin y al cabo, los coche y el bus tienen un 33% menos de espacio (también en sentido montaña) sin que el paso de vehículos haya decrecido. El ayuntamiento, sin embargo, aspira a que decaiga entre un 3% y un 5% para que, junto con algunos cambios semafóricos, las cosas vuelvan a ser como antes.