Jaume Collboni (PSC) promete al empresariado rediseñar la reserva del 30% en nuevos pisos

El alcaldable socialista y hasta enero primer teniente de alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni, desgranó este jueves en un encuentro con empresarios sus principales propuestas económicas para el próximo mandato. Entre sus recetas hay varias correcciones del rumbo municipal, pese a haber formado parte del ejecutivo local todo el mandato. Eso sí, en aquellos temas en los que el PSC más ha discrepado de sus socios, los Comunes de Ada Colau. Por ejemplo Collboni prometió rediseñar completamente la reserva obligatoria del 30% de pisos en las grandes operaciones inmobiliarias de la ciudad, que a su juicio “no ha funcionado”. Lo dijo en el quinto desayuno con alcaldables que organiza la entidad ACEDE, un ciclo reservado para socios y del que El Periódico es cronista en exclusiva. La veintena de asistentes a la cita pudo preguntar y escuchar al candidato sin filtros, y entre las cuestiones más repetidas volvieron a destacar la preocupación empresarial por la movilidad en coche, la “demonización” del sector privado en la contratación pública o la política de vivienda. En este último campo, Collboni fue muy explícito sobre el 30%. “Era una medida bien intencionada pero no solo no ha generado parque público sino que ha parado el privado”, dijo. Detalló que, si es alcalde, suprimirá el 30% obligatorio en las grandes operaciones de rehabilitación, que son las mayoritarias en una ciudad sin apenas suelo disponible. Para la obra nueva, propone “flexibilizar” el 30% y que el promotor pueda “monetizar” la obligación, es decir, que en lugar de ceder pisos pague el importe equivalente y que el Ayuntamiento lo destine a comprar viviendas en barrios densos para crear oferta asequible. Con ello se lograrían 300 pisos asequibles al año en vez de los 10 que ahora se consiguen, según sus cálculos. Negacionismo climático y económico Fue también muy contundente con la ampliación del aeropuerto de El Prat, que el PSC defiende sin complejos. “No es un debate de pistas sino de modelo económico, Bcomú y ERC no hablan de las consecuencias para la economía que tendría no ampliar el aeropuerto, solo quieren lo bueno”, afeó. “Evidentemente que hay impacto en el territorio, ¡como lo tienen los túneles o las carreteras o los parques eólicos!”, exclamó. Del valor ecológico de la Ricarda y la presión de la Unión Europea para su conservación, sin embargo, no dijo ni pío. Protestó por haber sido tildado de “negacionista climático” y lo refutó presumiendo de los esfuerzos municipales para dotar Barcelona de puntos de recarga para vehículos eléctricos. Oponerse a la ampliación aeroportuaria, ironizó Collboni, es “negacionismo económico”. “En este país hay la falsa idea que no conviene hablar en campaña de los temas importantes porque se ‘politizan’… ¡pues claro que sí, porque son Política!”, contrapuso. Atraer inversión, reducir burocracia También habló de otras pistas de aterrizaje, en este caso metafóricas, para empresas que quieran instalarse en Barcelona. Dijo Collboni que ha dejado tres preparadas, en los casi cuatro años que ha dirigido la política económica municipal: el norte del 22@ recalificado, el minibarrio de la antigua Mercedes-Benz en Bon Pastor y la expansión de la Marina del Prat Vermell en Zona Franca. “Suman 1,2 millones de m2 de techo económico disponible, con un potencial para 60-80.000 puestos de trabajo”, estimó. Preferiría que los ocuparan negocios tecnológicos y creativos, que considera mejores “tractores” para la economía. También asumió que le han quedado dos políticas a medias a causa de la pandemia y se propone completarlas el año que viene. Por un lado, el proyecto de “ventanilla única empresarial” tiene hechas las modificaciones legales para su creación pero no ha llegado a abrir. Por otro lado, el “plan Barcelona Fàcil” para simplificar la burocracia a las empresas: “El 95% de los trámites con el Ayuntamiento ya son en régimen de comunicado, pero los del área de Urbanismo aún van demasiado lentos”, señaló, a modo de disparo lateral a su excompañera de gobierno Janet Sanz (BComú). Los plazos para recibir una licencia de apertura son los más criticados y Collboni recetó “topar” el tiempo de espera “para no bloquear operaciones”. La policía y el cuñado que va en coche No todo fue hablar de empresas, también hubo tiempo para la seguridad y la movilidad. Sostuvo que, además de las empresas, se ha “demonizado” en Barcelona “la autoridad democrática”. Dicho en palabras llanas, el uso de la policía en desórdenes públicos y fenómenos socioeconómicos como el top manta o los bicitaxis. “Hemos recibido críticas furibundas de nuestro socio de gobierno por ello, pero es que en esta ciudad tenemos unas polémicas que no son de recibo sobre la autoridad policial”, afirmó. Citó los asaltos a tiendas del paseo de Gracia durante las manifestaciones contra el encarcelamiento del rapero Hásel, que puso a su favor: “¡Collboni y Batlle, nosotros solos, fuimos los únicos que defendimos la actuación policial aquella noche! ¡Y los que recorrimos las tiendas del paseo al día siguiente!”. El ejemplo le sirvió también para atacar a Xavier Trias, quizá su mayor adversario entre el electorado de orden: “El Procés ha perjudicado sobre todo a Barcelona, liderado por cierto por el partido por el que se presenta Trias, eh”. Sobre los atascos para entrar y salir de Barcelona, parafraseó una frase de Pasqual Maragall –igual que hizo el día antes el presidente del RACC, Josep Mateu– sobre la población de Barcelona, que no son 1,6 millones de empadronados sino que “depende de la hora” porque hay que contar también a visitantes y trabajadores. “Entran unas 250.000 personas al día y salen otras 250.000 por trabajo”, concretó a ojímetro Collboni. “Es una evidencia que para ir a un polígono a trabajar no tienes una buena alternativa al coche”, reconoció, y puso como ejemplo a su cuñado, del que dijo que vive en el Clot y trabaja en el Baix Llobregat. “Barcelona no es una ciudad de 15 minutos sino de 15-30-60 minutos, si solo trabajas por la ciudad de 15 como hace la Superilla entonces Barcelona deja de funcionar bien”, reprochó. Aunque la receta más repetida por todos los expertos para los desplazamientos interurbanos es arreglar Rodalies y muscular las líneas de bus, Collboni se desmarcó apostando por más metro: “Si el metro de Barcelona tiene que llegar a Sant Cugat o Mataró, que llegue, se puede hacer”. Preguntado por relanzar Montjuïc con el centenario de la Exposición Universal de 1929, el alcaldable socialista prometió que si era alcalde “lo primero” que haría sería crear una comisión de conmemoración de esta efeméride aunque no sea lo más popular. Vaticinó que el Barça acabará jugando dos temporadas y no una en el estadio de Montjuïc y que esto ayudaría a “poner de nuevo la montaña en el imaginario de los barceloneses”. Rechazó que tenga mal acceso, aunque se mostró partidario de reforzar las infraestructuras y viales porque “es un parque, no la Amazonia”, en referencia a la posición ecologista de Bcomú. Y, como guinda, dejó sobre la mesa una promesa electoral más: convertir el abandonado Palau d’Esports en “el primer e-Sports Arena de España”.

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El alcaldable tilda de “negacionistas económicos” a los detractores de la ampliación del aeropuerto de Barcelona

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