En 1992, mientras Barcelona celebraba los Juegos Olímpicos, Sarajevo estaba sumida en la Guerra de los Balcanes y sufría el cerco más largo de la historia, que duró más de tres años. Ante aquella barbarie, la capital catalana se volcó con Sarajevo y en octubre de 1995 el alcalde Pasqual Maragall nombró la capital bosnia como el onceavo distrito de Barcelona, un invento administrativo para vehicular más ágilmente la solidaridad institucional y ciudadana. Precisamente una metáfora de esta amistad, en forma de documental, está nominada este sábado a los Premios Goya 2023.
Cooperación internacional
Barcelona y Sarajevo, una historia de amor y cooperación en horas bajas
La intensa relación entre las dos ciudades, iniciada en los años 90 durante la Guerra de los Balcanes, mantiene la relación institucional pero cuenta con menos proyectos de cooperación
Barcelona inmortalizó su relación con Bosnia y Herzegovina al bautizar como puente de Sarajevo la pasarela que une Trinitat Nova y Trinitat Vella por encima de la Meridiana /
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