El patinete eléctrico protagoniza este miércoles una controvertida política de movilidad: entra el vigor su prohibición en el transporte público del área de Barcelona. La proliferación de este vehículo en grandes ciudades como la capital catalana genera debate y se aborda como una novedad reciente, pero en realidad este vehículo no es nuevo sino que ha regresado a las calles gracias a la innovación tecnológica. Tiene más de un siglo de historia.
En 1916 Arhur Hugo Cecil Gibson inventó el Autoped, un vehículo equipado con motor de combustión de gasolina de 4 tiempos y 155cc. Más tarde le añadió un manillar plegable y un sillín. Como era muy costoso, se convirtió en un producto de lujo poco extendido. También surgieron otros modelos, como el Skootamota de ABC. Pero el coche y la motocicleta, más competitivos, relegaron los patinetes automatizados.
Años después las mejoras tecnológicas permitieron crear nuevos modelos, como el Cushman Airborne de 1944, por ejemplo, usado en la Segunda Guerra Mundial. O el Fervepatín, que se inventó en 1969 en España. El gran cambio llegaría con las baterías de litio inventadas en 1991, que revolucionaron la industria porque ofrecían más autonomía a los patinetes y eran más sostenibles. En 2013 nacieron los primeros modelos dockless, ligeros y transportables. Así es como dejó de ser un juguete o un lujo para convertirse en un transporte urbano más. Se estima que actualmente circulan más de 3 millones de patinetes en España.