Crisis sectorial

Los camareros y cocineros de siempre se extinguen en Barcelona

  • La falta de personal de la hostelería que vive la ciudad se agrava con la jubilación en pandemia de muchos profesionales de amplia experiencia y la escasez de relevos con vocación

Pepe Gómez, genio y figura del bar La Plata, en la calle de la Mercè. / FERRAN NADEU

Al calor de la barra del bar La Plata, en el Gòtic, uno no solo encuentra prácticamente el mismo breve repertorio (rico e imperecedero) de tapas de mercado de su propuesta original de 1945, sino que se arropa con el calor que Pepe Gómez irradia desde que un buen día entró en nómina hace 50 años. Ese pequeño milagro, el del personal fiel a un bar o restaurante, al que liga toda su vida laboral, es un fenómeno en extinción en Barcelona. La pandemia y sus ertes forzosos han alentado un alud de prejubilaciones y retiros que dejan aún más huérfanos de sonrisas y profesionalidad a muchos bares y restaurantes. Se producen, además, en medio de una crisis laboral sin precedentes en la hostelería, por déficits de personal en cientos de negocios locales, poco talento formado e insuficientes vocaciones.