Vandalismo en BCN

La postura de la Iglesia ante el incivismo: "No hay que poner en el mismo saco a los vándalos y a los que expresan su arte con pintadas"

  • La Iglesia apuesta por tender puentes con los grafiteros para proteger su patrimonio ciudadano y dar espacio a la creatividad 

  • En abril, unos gamberros dañaron con espray un escudo del siglo XIV de la fachada lateral de Santa Maria del Pi que tiene difícil arreglo 

La pintada de Santa Maria del Pi realizada sobre parte de un escudo del siglo XIV. / Jordi Cotrina

Una parte importante del vandalismo en Barcelona pasa por las pintadas, pero los grafiti no son solo una cuestión de tener las paredes o las persianas de la ciudad más o menos limpias. Muchas veces son una agresión que daña gravemente un patrimonio con siglos de historia. De esto la iglesia sabe mucho, cada vez que un gamberro deja su huella marcada con espray sobre alguno de los templos de la ciudad, destruye parte de una obra que no es fácil reparar y que de alguna manera no se recupera del todo. Es el pan de cada día de las Iglesias más céntricas como Santa Maria del Mar, Sant Just i Pastor, la basílica de la Mercè y Santa Maria del Pi, todas catalogadas y por lo tanto protegidas patrimonialmente. Barcelona, además, tiene un buen número de sus edificios construidos con piedra de Montjuïc que es lo mismo que decir con piedra sedimentaria y porosa, y por lo tanto difícil de limpiar sin llevarse una parte por delante.