Cualquiera que haya salido por Gràcia se ha tomado una copa en el bar Canigó, en la parte alta de la plaza de la Revolució. Sí, a veces hay ruido, porque por franjas el lleno es de aúpa, pero es un bar en el que tradicionalmente se ha quedado para hablar. Es el bar al que se va a tomar algo antes de ir a una discoteca, pero también el local donde comer un bocata antes de ir al cine Verdi, o después de ver la película.
Barceloneando
El Bar Canigó, templo de la copa tranquila de Gràcia, cumple un siglo
Josep Parcerisas abrió el establecimiento en julio de 1922 tras lograr el traspaso de una bodega y reconvertirla
De izquierda a derecha. Miquel Àngel Parcerisas, Ana Parcerisas, Sara Arias Parcerisas y Mari Carmen Parcerisas, este martes en el bar Canigó. /
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