Modelo de ciudad

La congestión ciclista en Barcelona abre el melón de las calles bici

El ciclismo urbano ha crecido un 18% en dos años y un 55% en una década. El ayuntamiento, tras consolidar la red ciclable, tiene un doble reto: destinar espacios más generosos a la movilidad activa e incluir la visión de los niños en los desplazamientos en bici

El bicibús de Sarrià-Sant Gervasi, el viernes 17 de junio, avanzando por Via Augusta / FERRAN NADEU

Es muy probable -no sería mala idea ponerse a contar- que en algunas calles de Barcelona ya estén circulando más bicicletas y patinetes que coches y motos. Años atrás, la movilidad por los carriles bici era fluida, y solo se veía entorpecida por una sincronización semafórica pensada para los vehículos a motor. Coger la Diagonal a pedales, por ejemplo, ha sido siempre un drama, porque si el coche avanza más o menos ágil, en función del tráfico, la bici sabe que tendrá que parar en Muntaner, en Balmes y en paseo de Gràcia. Con la pandemia, y el crecimiento de la infraestructura, el uso de la bici y de los vehículos de movilidad personal (VMP) se ha disparado, hasta el punto de que algunos viales ciclables sufren congestión durante las horas punta.