El verano pasado la situación llegó a tal extremo que organizaron guardias vecinales en balcones y ventanas. “Si una noche podíamos parar 50 meadas, pues se agradecía al día siguiente a la hora de salir de casa para ir a trabajar”, explica Nuri Escurriol, hija de la Barceloneta y vecina desde hace 30 años de la avenida de Joan Borbó, otrora la zona alta del barrio y hoy zona cero del desmadre fruto del modelo turístico. Las guardias de las que habla eran vecinos que se coordinaban para pasar las noches en vela tirando cubos de agua al turista pasado de vueltas que se le ocurriera orinar en -no pocas veces incluso dentro de- su portería. “Logramos parar robos y agresiones de todo tipo, pero este año lo tenemos que hablar porque somos menos, se han marchado vecinos, y hay que ver si tenemos fuerza”, prosigue esta mujer valiente que lleva desde el 2014 manifestándose por un barrio en el que poder vivir.
CONVIVIR CON EL RUIDO
La Barceloneta: sobrevivir entre terrazas, gritos, orines y 'bicitaxis'
"Nos rompen el sueño a diario; al final te levantas y ya no sabes ni dónde estás. Esta situación te afecta en todo, en el carácter, en la salud", relata Nuri Escurriol, una vecina de la avenida de Joan de Borbó
Retrato de Nuri y Sylvia, vecinas de la Barceloneta afectadas por los ruidos. /
Temas
Lo más visto
- Buenas noticias: si naciste este año, cobrarás el 100% de la pensión de jubilación
- Niño Becerra lanza un aviso a los que van a pedir una hipoteca: "A partir del mes de junio..."
- Los comercios del extinto Llobregat Centre de Cornellà perdonan 1,3 M de deuda a cambio de "malvender" sus locales
- El nuevo bachillerato que arrasa en Catalunya: así es el ‘Batxibac’
- El Govern convoca de urgencia a Renfe para abordar el "desastre diario en Rodalies" tras el fallo en la renovación de los títulos gratuitos