La sensación de impotencia ante la administración electrónica en la era postcovid es una sensación que no requiere demasiadas explicaciones. Cualquier ciudadano la ha sufrido en algún momento u otro, en menor o mayor medida; ya sea intentando solicitar hora en el médico de cabecera o pedir cita para la declaración de la renta. Pero la situación se vuelve especialmente grave cuando la ya de por sí alambicada burocracia digital se ceba con las personas más vulnerables, como está volviendo a pasar este año con la tramitación de las becas para los 'casals' de verano del Ayuntamiento de Barcelona. El consistorio ha tenido que ampliar dos días el periodo de solicitud de becas dados los frecuentes problemas técnicos para registrar las solicitudes en la sede electrónica, que traen de cabeza a los trabajadores de las distintas entidades que gestionan estos 'casals'. Estos, a la práctica, son los que están sosteniendo el peso de la tramitación de estas ayudas, ya que las familias solicitantes no tienen o los conocimientos o la conexión a internet necesaria -o, muchas veces, ninguna de las dos cosas- para hacerlo.