Iniciativa innovadora

Barcelona se lanza a por la capitalidad europea del comercio de proximidad

  • La asociación Barcelona Comerç abandera la creación de la celebración anual y postula a la capital catalana para ser la primera en albergarla

  • La iniciativa defiende el modelo de compras de barrio como clave para que las ciudades mantengan su identidad y dimensión humana

Ambiente en la calle de Sants, uno de los ejes de Barcelona Comerç. / RICARD CUGAT

Si un comercio distingue el ADN de Barcelona del de otras muchas grandes ciudades es el de barrio, que riega de tiendas la ciudad a lo largo y a lo ancho, asegurando la mayoría de bienes y servicios a pocos pasos de casa. Ese comercio cercano, como valor que humaniza las grandes urbes y facilita la compra a cualquier vecino, bien merece una capitalidad que lo promocione y difunda. Por ello, la entidad Barcelona Comerç (como gran patronal de los ejes no centrales) ha presentado este jueves el proyecto de Capitalidad Europea del Comercio de Proximidad y la candidatura de la capital catalana para ser la primera en acogerla en 2023.

Después de varios años trabajando en esta idea, y cuando la pandemia ha reforzado el papel de los establecimientos de los barrios como puntos de suministro y socialización, ha llegado el momento del lanzamiento de una iniciativa a la que se augura éxito. El presidente de la asociación, Salva Vendrell, lo ha expuesto esta tarde ante representantes institucionales, sociedad civil y entidades. No han faltado el primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; el secretario del Departament d'Empresa i Competitivitat, Albert Castellanos; la presidenta del Comité de Peticiones del Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, y el director de la Oficina del Parlamento Europeo en Barcelona, Sergi Barrera.

"Barcelona tiene los atributos y la fuerza para ser la primera gran capital", ha clamado Vendrell, arropado por los representantes de los 23 ejes que aglutina, y defendiendo la preservación de la identidad de las metrópolis europeas, reduciendo su "desertización" comercial. También ha dejado clara su voluntad de que sea "un proyecto de ciudad, de país y de Estado, una verdadera causa común europea".

Programa en maduración

Aunque al programa local todavía se tendría que detallar, de salir adelante la iniciativa, la Capitalidad Europea del Comercio de Proximidad propone que cada año una ciudad acoja acciones y actividades informativas, divulgativas y formativas dirigidas a la ciudadanía y a los comerciantes con el reto de "poner en valor el comercio de proximidad y contribuir a la consciencia colectiva de su importancia en el ámbito económico y social", según recoge el documento.

En Barcelona se sugiere crear un punto de encuentro entre entidades de comercio y ciudades europeas, "poniendo en común las estrategias, políticas y buenas prácticas, público-privadas y sociales, sobre sostenibilidad, digitalización, tecnología, movilidad, políticas urbanísticas, logística, gestión comercial, márketing, comunicación y responsabilidad social", a través de jornadas, mesas de trabajo, formaciones, eventos y demás.

Para Castellanos, la candidatura local "es una declaración de intenciones de cómo Barcelona, y por extensión Catalunya, se quiere presentar al mundo como modelo comercial". También Collboni ha defendido con pasión la iniciativa y que el modelo de proximidad "forma parte del modelo social europeo", además de anunciar que este año el consistorio volverá a sufragar el 75% de la iluminación de las calles comerciales de Barcelona. Y Montserrat ha asegurado que el proyecto le enamoró desde sus orígenes y cuenta con toda su implicación: "Estoy convencidísima de que lo conseguiremos".

Barrera ha recordado el "enorme" impacto de la crisis sanitaria en el comercio, que generó el cierre de cerca de 3.000 establecimientos en Barcelona y el papel de fondos Next Generation para paliar la situación. No ha pasado por alto que el comercio es el segundo sector "más importante" de la Unión Europea para el empleo. En el caso barcelonés, el de barrio demostró tener mucha más resistencia a la pandemia, ya que los vecindarios se nutrieron de él durante meses y con gran fidelidad. En cambio, el centro de Ciutat Vella resultó mucho más perjudicado, ya que ante la ausencia de turistas muchos establecimientos bajaron la persiana, incapaces de afrontar alquileres muy altos. Aún hoy, se cuentan por decenas los que siguen en traspaso.

Calendario y argumentos

Para hacer realidad el proyecto, a finales de este mes viajará a Bruselas una delegación de Barcelona Comerç, que de la mano de Vitrines d'Europe y con apoyo de entidades de comercio del resto del continente, establecerá contactos institucionales y lo presentará ante el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, han relatado.

Los argumentos son de peso: consolidar el comercio local como base del comercio europeo, incorporar objetivos de desarrollo sostenible, "digitalizar de forma constructiva y no destructiva", garantizar los derechos de consumo de los europeos, extender el modelo más allá de la UE, fomentar el empleo comunitario. Una teoría más fácil de interiorizar si uno pasea por Sants, Sant Andreu, Gran de Gràcia o Maragall e imagina cómo serían los barrios sin ese latido comercial.