En el pequeño triangulo que dibujan la ronda de General Mitre y las calles de Vallirana y Ballester lleva en pie desde 1889 una extraña torre modernista, con mucho de aspecto arabizante, que en las últimas décadas se ha ido sumiendo en el abandono y en la más absoluta de las decadencias. Es la Casa Tosquella, cuya última inquilina, Maria Dolors Castells, consiguió blindar de la piqueta –el solar es un caramelo para los constructores- convenciendo, en 1974, a la Diputación de Barcelona de la necesidad de protegerla incluyéndola en el catálogo de patrimonio. El edificio se preservó pero ello no ha impedido la degradación que ha sufrido en los últimos años. Castells falleció en 2017 y desde entonces la casa ha permanecido cerrada y la expectación sobre el estado de su interior ha ido creciendo al mismo tiempo que las paredes se iban desconchando.
Patrimonio
La Casa Tosquella abre, por fin, sus puertas
La torre modernista del Putxet, en manos municipales desde 2021, llevaba años abandonada y se desconocía el estado de su interior, la visita permite constatar que mantiene los elementos originales pero es necesaria una profunda restauración
La Casa Tosquella abre sus puertas por primera vez
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