Son muchos los frentes abiertos en Barcelona en materia de lucha contra la contaminación. El coche, por ejemplo, que lleva asida, también, la batalla contra la congestión. Con la polución en alza tras dos años de tregua gracias a la pandemia, la capital catalana no termina de dar con la tecla para que la movilidad privada descienda. El principal obstáculo -y desafío, al mismo tiempo-, los más de 500.000 vehículos que a diario entran en la ciudad porque algunos desplazamientos metropolitanos en coche todavía no disponen de una alternativa eficiente de transporte público. Eso, amén de la pereza que genera cambiar ciertos hábitos.
El debate de la movilidad urbana
Barcelona pierde la batalla contra el coche aunque mejora la calidad del aire
La zona de bajas emisiones y el tránsito hacia vehículos menos contaminantes reducen la polución, pero el tráfico es prácticamente el mismo que antes de la pandemia
Patinetes y bicis comparten espacio con la calle de Aragó, la autopista urbana por excelencia de Barcelona /
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