Tráfico en los accesos

Barcelona estrangula el espacio al coche desde hace 15 años con la movilidad metropolitana sin resolver

Los 60 carriles de las arterias principales destinados al vehículo privado han pasado a ser 40. Todo ese espacio se destina ahora a viales reservados al transporte público y las bicicletas y a ampliar las aceras

Diagonal con paseo de Gràcia, donde todavía pueden verse las antiguas líneas del carril eliminado para aumentar el tamaño del vial del bus / Ferran Nadeu

Lo que está sucediendo en Glòries tras la apertura del túnel de entrada a Barcelona trasciende al ámbito de la mayor plaza de la ciudad. Este miércoles se han repetido las retenciones y el cabreo de los conductores, a pesar de que el consistorio asegura que las cosas están yendo a mejor y que el volumen de tráfico y de atascos es muy parejo al de la semana anterior, cuando los vehículos atravesaban el lugar por la superficie. El reto, o el problema, según se mire, va más allá, porque todos los accesos al núcleo urbano y las grandes arterias, rondas a un lado, han experimentado en los últimos años, décadas incluso, un progresivo estrangulamiento de la movilidad privada que no se ha visto acompañado de una reducción de similar porte del volumen de coches. La razón puede ser la dificultad de cambiar los hábitos vinculados a la movilidad y lo lento que resulta asumir el concepto de intermodalidad, pero la respuesta también puede estar en la falta de coordinación metropolitana en materia de movilidad o la eficiencia del transporte público que entra en la capital catalana desde el Llobregat, el Vallès o el Besòs.