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La maravillosa Milagros Caturla regresa a Barcelona

Tom Sponheim, turista afortunado que compró a ciegas unos misteriosos negativos en los Encants, dona aquel tesoro a la Agrupació Fotogràfica de Catalunya

’Ballet’, una de las fotografías de Milagros Caturla. / Milagros Caturla

Esto es un epílogo. Si son ustedes de los que no aguardan a la escena añadida tras los títulos de crédito en el cine, pueden, si lo desean, descartar la lectura de esta crónica y limitarse a gozar, una vez más, de las imágenes. No es una mala opción. Las fotografías que a caballo de los años 50 y 60 tomó y reveló en un cuarto de su casa Milagros Caturla, la llamada Vivian Maier de Barcelona, son realmente exquisitas. Sobre su vida y obra no hay nada nuevo que añadir. El epílogo, de esto va esto, es que los valiosos negativos que revelaron al mundo la existencia de aquella talentosa mujer y que un turista estadounidense, Tom Sponheim, compró en los Encants sin saber qué contenían, han retornado a casa, a la casi centenaria Agrupació Fotogràfica de Catalunya. Se cierra un círculo.