Planes fallidos

¿Sabrá Barcelona algún día qué hacer con Montjuïc?

  • Los barceloneses siempre han sentido desafección por la montaña que históricamente ha acogido lo no querido: cementerios, pedreras y vertederos, y un castillo símbolo de opresión

  • Los múltiples intentos para urbanizar la zona siempre se han quedado a medias, ahora habitantes y agentes del parque exigen más servicios en unas jornadas que acoge el MNAC

Aspecto de Montjuïc durante la Exposición de 1929.

Barcelona es hija de Montjuïc. Hay dos razones para que el arquitecto Estanislau Roca verbalice tan rotundamente la máxima. Uno de los motivos emerge del albor de los tiempos, cuando la montaña era islote y el mar llegaba a la ladera de Collserola, entonces su ubicación permitió que los sedimentos que arrastraban corrientes, ríos y torrentes crearan lo que ahora es el plano de la ciudad. Y por ende, su potencial existencia como asentamiento humano. La segunda se ancla en un tiempo más reciente, entre la romanización de estos lares y el siglo XX, durante estas veintiuna centurias la piedra que salía de las entrañas de Montjuïc sirvió para edificar Barcelona, de Santa Maria del Mar a la Sagrada Familia, del Saló del Tinell al Banco de España, que fue el último edificio de la ciudad en levantarse con tal preciado material.