Movilidad sostenible

La vida en el carril bici de Barcelona: pocas mujeres, movilidad 50% eléctrica y miedo al robo

  • El Bicicleta Club de Catalunya radiografía la movilidad activa y pone de manifiesto que solo uno de cada tres ciclistas o usuarios de patinete son mujeres

  • El 65% de la cuota modal corresponde a vehículos (Bicing, plegables o VMP) que permiten evitarse el mal trago de aparcar en la calle

Usuarios del Bicing circulan por la plaça Francesc Macià / Ricard Cugat

En 2022 se cumplen 15 años del estreno del Bicing, la bicicleta pública que rompió el 'statu quo' entre todo lo que se mueve por la calle. Del minoritario activismo ciclista se pasó a los miles de anónimos barceloneses que, sin saberlo, iniciaron una revolución urbana que ha sido la semilla de muchas de las cosas que han pasado después, de muchas de las decisiones políticas que se han tomado después. Urbanismo y movilidad suelen navegar a favor de los cambiantes hábitos de la ciudadanía. Lo sabe bien Amsterdam, que en los 60 llegó a derribar edificios de viviendas para dejar sitio a enormes avenidas de coches, y luego, a partir de los 80, gracias a la movilización social, la ciudad volvió a mutar su piel. La capital catalana deambula en ese tránsito hacia una nueva vía pública, por eso es importante conocer todos los usos del auca. Coches y motos están más que identificados, pero falta arrojar algo de luz respecto a bicis y patinetes. El Bicicleta Club de Catalunya (Bacc) ha salido a la calle para observar la vida en los carriles ciclables, una fauna muy variopinta y repartida que arroja varios titulares: la brecha de género también va a pedales, la movilidad eléctrica pisa fuerte, el Bicing asistido necesita más empuje y el miedo al robo lo condiciona todo.