Tarde, pero con el propósito de hacerlo con una solvencia que sea digna de aplauso, Barcelona abraza por fin la emocionante iniciativa de las ‘stolpersteine’, aquellos adoquines dorados que en 1992 comenzaron a ser colocados en las aceras de Colonia (Alemania) para recordar que en tal o cual dirección postal de la ciudad vivía alguien que fue detenido por los nazis, deportado a un campo de concentración y que, en el peor de los casos, falleció en aquel infierno terrenal. Nueve víctimas que en algún momento de su vida fueron barceloneses, por nacimiento, residencia o refugio, tendrán próximamente su adoquín conmemorativo, con ese telegráfico texto que encanece el alma (simplemente el nombre, la fecha de nacimiento, la de la detención y el lugar al que fueron enviados), pero su colocación estará supeditada a un trabajo previo de investigación y contextualización por parte de alumnos de 4º de ESO y 1º de bachillerato de tres institutos de la ciudad.
La desmemoria histórica
Barcelona combate la desmemoria por fin de los campos de concentración nazis
Estudiantes de ESO y bachillerato reconstruirán la biografía de nueve barceloneses víctimas de la barbarie hitleriana y, como colofón, colocarán 'stolpersteine' en las aceras en señal de recuerdo
Francesc Masip Arenillas, Vicenç Vidrier, Carme Buatell, Francesc Boix, Lluís Villar y José Alcubierre, seis de los barceloneses que sufrieron o, incluso murieron, en los campos de concentración del nazismo. /
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