Barceloneando

Historia y morriña del irreverente 'skateboard'

Una exposición en la Casa Seat recoge la historia del monopatín gracias a la colección de Sören Manzoni, que no entiende que Barcelona no alarde de ser la meca del 'skate' mundial

Un ’skater’ sube su tabla al banco de granito de la plaza de los Àngels, este pasado viernes / Elisenda Pons

Hay algo mágico en el 'skateboarding' que es difícil de explicar. Porque tras las repeticiones, las caídas, las muñecas dadas de sí, los tobillos maltrechos y los millones de suspiros, llega un día en el que haces algo distinto y el 'ollie' te sale por primera vez. Es el truco madre, como aprender a levantar la rueda delantera de la bici. Se trata de elevar la tabla pateando primero la parte trasera para, de manera inmediata, hacer lo propio con la delantera. Todo un bautizo. A partir de ahí, a volar. Mucho más que un deporte, el 'skate' ha sido desde sus inicios en los años 50, pero aquí a partir de los 80, un generador de cultura urbana. Para la mayoría, una etapa concreta e inolvidable de la vida. Para unos pocos, una manera eterna de ser y de existir. Es el caso de Sören Manzoni, un barcelonés de padres italianos y nombre danés que posee en el Poblenou -el Manzoni's Garage- una de las mayores colecciones sobre 'skateboarding' de toda Europa. Le ha puesto un poco de orden cronológico a la cosa y ha trasladado retales de todo su material a la Casa Seat de Barcelona. Si el lector patinó en sus años mozos, esta es una excusa de lujo para relamer toda esa magia.

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