Un grupo de casitas ‘de pueblo’ en una tranquila calle adoquinada sembrada de naranjos - ‘adn’ Sant Andreu- a pocos metros del metro se presentaba como una ‘gran oportunidad’ para cualquier grupo inversor. Comprar el conjunto de viejas viviendas, muy deterioradas, vaciarlas, reformarlas y alquilarlas de nuevo a un precio infinitamente superior. La demoledora lógica del mercado. El (importante) factor que no tuvieron en cuenta los inversores que intentaron comprarlas fue que, además de los adoquines y las naranjas amargas, en el tramo final de la calle de Pons i Gallarza se concentraba también el espíritu rebelde del Sant Andreu popular.
VICTORIA VECINAL
Pons i Gallarza, los primeros 'masovers' del parque público de Barcelona
Tras casi tres años de lucha, los vecinos de este grupo de casitas de Sant Andreu lograron que el ayuntamiento las adquiriera, impidiendo así su compra por parte del grupo inversor que pretendía expulsarles
Cuando finalicen las obras en el tejado, a cargo del consistorio, su nuevo casero, firmarán un contrato de 'masoveria urbana': se harán cargo de las reformas interiores y el mantenimiento a cambio de una rebaja en el alquiler
Miquel, Roger y Lidia, vecinos de las casitas de la calle Pons i Gallarza, este miércoles. /
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