Inicialmente brotaron los pisos de uso turístico. Miles de barceloneses primero, y de grupos inversores después, descubrieron que alquilando por días podían multiplicar sus ingresos respecto a un alquiler convencional en la ciudad, hasta que el veto municipal a nuevas licencias de actividad, hace ya cuatro años frenó la desmedida eclosión. Ahora, tras la ley catalana que desde 2020 limita el precio de las rentas de larga duración en municipios tensionados, son muchos los pequeños propietarios e inversores que dan el salto hacia los llamados alquileres de temporada (para más de un mes). Son legales siempre que su finalidad no sea de vivienda habitual, no precisan de licencia especial, son flexibles y carecen de los riesgos de impago (entre otros) que acarrea un alquiler residencial.
Tendencia urbana
La oferta y demanda de alquileres de temporada se dispara en Barcelona
La ausencia de turismo y la limitación de los precios en los alquileres largos desvían parte de esa oferta a contratos temporales de más de un mes, que no precisan licencia y suelen ser para profesionales, estudiantes de másteres o teletrabajadores extranjeros
Ejemplo de apartamento de alquiler temporal en Barcelona, anunciado en la plataforma The Homelike.
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