Cuando Andrea, Nadia y Sakina llamaron por primera vez a su puerta, Beatriz no las tenía todas consigo. Pero sus hoy amigas y compañeras -entonces unas desconocidas, pese a vivir en el mismo pueblo- están acostumbradas a esa primera reacción y no desistieron. Le fueron hablando dulces, respetuosas, como siempre, desde el otro lado de la puerta, en el descansillo y Beatriz las iba escuchando, cada vez con más interés.
HISTORIAS METROPOLITANAS... 7
Los ángeles de Bernardo, el marinero de Viladecans
Nadia, Andrea, Sakina y Beatriz trabajan de ‘picaportas’ en el barrio de La Montserratina, el suyo, en Viladecans
Su misión es tan sencilla y complicada a la vez como visitar a sus vecinos y preguntarles en qué les pueden ayudar
Beatriz, Bernardo, Nadia y Sakina, este miércoles en el salón del pequeño piso de Bernardo en el barrio de La Montserratina, en Viladecans. /
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