Hasta el 13 de febrero

El auténtico Tesla aparca en Barcelona

CosmoCaixa revive la figura de Nikola Tesla en una completísima exposición que hasta dice más de la condición humana que de la propia corriente alterna

Una bobina de Tesla en acción, a la que por protocolo, no por falta de fe en la ciencia, CosmoCaixa impide a los visitantes situarse debajo. / Efe / Enric Fontcuberta

Puede que el más inescrutable invento de Nikola Tesla, a quien CosmoCaixa dedica una (cómo no) electrizante exposición, sea su propia figura, él mismo como detector del alma veleta de la opinión de las gentes. Tan superdotado para la ciencia como Edison lo fue para los negocios, su nombre cayó en el olvido para varias generaciones se escolares que se sabían sí o sí el nombre del segundo, Thomas Alba, al que casi se atribuía en los libros de texto del colegio la condición de Prometeo de la Bombilla, y, por contrario, del primero, fascinante como fue, no sabían ni siquiera de su existencia. Ya no. Tesla es el tercer genio al que CosmoCaixa dedica una exposición monográfica. Lo hizo antes con Darwin y con Einstein, palabras mayores. Que le hayan incluido en esa trinidad de científicos adelantados a su época es, queda claro, la prueba del nueve de que la veleta ha girado 180 grados y Tesla es hoy una figura mundialmente reconocida, aunque, todo hay que decirlo, parcialmente eclipsada por el hecho de que alguien tan taimado como Elon Musk le haya ‘robado’ el apellido para vender coches. 'C'est la vie'.

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