Hay cierta desazón. Enfado incluso. Los barceloneses no están contentos con su ciudad. Quizá no todos, por supuesto, pero sí una buena parte. Afirman que Barcelona está sucia –guarra, según los más belicosos- y que sus residentes, o los ocasionales, se han vuelto incívicos. Y que no hay urbana que pare tal descontrol. La gestión del tráfico –por exceso o por defecto- tampoco es del agrado de los habituales de la capital catalana, que según el último barómetro, con fecha de julio, tienen entre sus principales preocupaciones la inseguridad y la gestión municipal. A la pregunta del porqué de tal decadencia, las respuestas tienen un denominador común: la política del consistorio, pero hay también quien lo achaca al ‘procés’ independentista. Todo vale para evidenciar el disgusto por los cambios vividos por la ciudad.
Un modelo a debate
Barcelona 2021: cuando la ciudad invita a marcharse
Se acumulan los vecinos que muestran su desapego hacia la ciudad que consideran se ha deshumanizado y se ha vuelto sucia e insegura. Tras 18 meses de castigo por el covid-19, algunos amagan con marcharse y culpan al ayuntamiento; otros también quieren irse y apuntan hacia el ‘procés’ independentista
La calle de Blai, en Poble-sec, el viernes por la noche. /
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