ESPACIO PÚBLICO

La plaza de L’Olivereta, una asignatura pendiente de la 'ciudad jugable' en Barcelona

  • Aunque la capital ha dado evidentes pasos adelante para convertirse en una ciudad más amable para con los niños, quedan todavía espacios para cientos de criaturas (y sus familias) con una arquitectura hostil, como este parque de Badal

  • El concejal de Sants explica que se hizo un proceso participativo para la reforma que no pudo concretarse y se compromete a ejecutar la obra el próximo mandato.

Rincón de la plaza de L’Olivereta, frente a unas pistas de petanca vacías. / JORDI COTRINA

Es el último día laborable de la última semana de las (largas) vacaciones escolares, temporada altísima en los parques infantiles de cualquier rincón del país, y cae un sol digno de mediados de agosto, lo que hace más evidente la prácticamente absoluta falta de sombras. Solo la hay en los dos extremos de la plaza, el ocupado por la terraza del bar y el de la (descuidada) área para perros. Son las once de la mañana y huele mal pese a llevar mascarilla FFP2. Sin ella, todavía más. La dejadez del espacio se hace bastante evidente. Botellines de cerveza (en principio vacíos) debajo de las sillas de madera colocadas sin demasiado sentido, junto a montañas de cáscaras de pipas. A sus 71 años, "casi 72", Carme pasea a su perrito y critica con una vecina la dejadez de la plaza de L'Olivereta, el lugar de encuentro de estas dos mujeres y espacio de referencia de los alumnos del instituto escuela Lluís Vives, en una de las esquinas de la plaza, rodeada de coches y con dos grandes entradas al aparcamiento que hay bajo su superficie.

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