Con reserva de clase horas o días antes desde el móvil, con lector de temperatura corporal que bloquea el paso del torno de entrada en caso de detectar fiebre, con gel y espuma hidroalcohólica por los cuatro costados, con bicicletas sin sillín para dejar claro que no es posible tener a nadie al lado a la hora de hacer 'spinning', con cruces en el suelo que blindan las distancias entre esterillas de yoga, con litros de alcohol y papel tisú para limpiar cada pesa o máquina que uno toca... Así es la nueva realidad de un gimnasio barcelonés en 2021, tras un proceso continuo de adaptación para sobrevivir a los tiempos de pandemia. Pero hay un elemento que aún ilustra con más contundencia la transformación de los centros deportivos: la mascarilla que debe permanecer pegada al rostro incluso en los momentos de intenso ejercicio aeróbico. Esta imposición es una de las principales causas, junto con el miedo, de que muchos equipamientos hayan perdido incluso la mitad de sus socios en la capital catalana.
Actividad afectada
Los gimnasios de Barcelona tratan de reconquistar a los miles de usuarios perdidos
Los centros deportivos llevan más de un año reinventándose con más actividades dirigidas al aire libre o para hacer en casa por la vía digital
Las instalaciones municipales han perdido el 40% de sus socios, pero confían en crecer en los próximos meses por la mayor concienciación sobre la salud
Clase de boxeo de Dir en los Jardines de Can Brasó, la semana pasada. /
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