Tras la tempestad sanitaria, económica y social se ha iniciado una calma, aún muy provisional, que también en Barcelona ha llevado a muchos profesionales a reinventarse y a muchos negocios a ampliar miras y potenciar más sus recursos hacia la llamada responsabilidad social. El turismo es uno de ellos, y más en concreto la hotelería. Estancias largas tipo apartamentos, ‘coworkings’ o más actividades para los barceloneses han sido algunas de sus nuevas cartas. Pero tampoco faltan otras iniciativas más singulares, apostando de pleno por la cultura, como la que propone la cadena Onix Hotels al desdoblarse como nido de artistas desde sus alojamientos.