MEDIO AMBIENTE

La revolución de las basuras de Barcelona se encalla en Sant Andreu

  • El cambio de hábitos vinculados a los residuos altera la vida del barrio, donde un grupo contrario al puerta a puerta pide dar un vuelco al proyecto

  • El consistorio dice que no hay vuelta atrás ante la crisis climática

Bolsas de basura mal separadas en Sant Andreu, durante el primer día de recogida puerta a puerta / Laura Guerrero

Barcelona tenía una ordenanza que hasta finales de los años 70 obligaba a las comunidades a limpiar su trozo de acera, de manera que el ayuntamiento solo tenía que hacerse cargo de los bordillos y de la calzada. También de los alcorques, de donde los operarios de la basura, en grupos de dos o cuatro personas, retiraban las bolsas que los vecinos depositaban cada noche. Porque aunque parezca que los contenedores son de toda la vida, lo cierto es que no están ni en edad de vacunación. Sacar la basura es uno de esos gestos sagrados, que a veces da pereza y otras sirve como excusa para darse una vuelta. Pero es mucho más, porque la gestión de los desechos es una manera más de darle cuerda al planeta. La capital catalana está en proceso de implantar la recogida puerta a puerta de residuos. Se empezó en febrero de 2018 en Sarrià, donde hubo quejas que fueron moldeando el despliegue. Ahora se ha añadido una primera zona de Sant Andreu, y el plan ha generado una revuelta mucho mayor a pesar de que el reciclaje se ha disparado en tan solo dos semanas. El consistorio no reculará pero sí se aviene a ajustar la medida. Por las calles hay porquería a destiempo y residentes que no se aclaran, pero también hay gente convencida que comulga con la idea.