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Pedro Rovira, el balenciaguista que pudo con Pertegaz

El Museu de Badalona rescata del injusto olvido a su modisto más internacional y luce el coser y cantar de la edad de oro de la alta costura

Pedro Rovira conversa con una clienta en presencia de Teresa Gimpera, en su taller de la Rambla del Prat de Barcelona, en 1963. / Família Rovira (Família Rovira)

En otra feliz propuesta cultural, y van ya un porrón, el Museu de Badalona ha decidido esta vez rescatar de la penumbra al modisto Pedro Rovira, caído en un cierto olvido por razones de las que se pueden sacar curiosas conclusiones (luego, unos párrafos más adelante, se revelarán) pero que fue tan célebre en su tiempo (los 50, los 60 y los 70) que, cuando falleció, la periodista Magda Solé le dedicó un titular de esos que dan sana envidia: “Los cinco grandes de la costura eran seis”. Se refería Solé a los cinco fundadores de la Cooperativa de la Alta Costura, equivalente a este lado de los Pirineos de la francesa Chambre Syndicale de la Couture Parisienne, o sea, los Mozart del hilo y la aguja, un selectísimo club en el que Rovira, que se lo merecía, solo pudo ingresar cuando Manuel Pertegaz, pequeñito pero un muro infranqueable, dejo esa suerte de comunidad del dedal.