Los muros que literalmente se habían levantado para salvaguardar muchos hoteles cerrados por pandemia en Barcelona empiezan a caer a buen ritmo desde hace apenas unos días. Es una recuperación de la actividad sin prisa pero sin pausa que avanza paralela a los buenos datos epidemiológicos pero que aún no se acompaña de un incremento sólido de turistas ni pernoctaciones. En estos momentos, la ciudad tiene un 38% de establecimientos abiertos, frente al 25% de hace apenas unas semanas, y la previsión es de superar la mitad de camas operativas a partir de junio, y por encima del 60% desde julio, según datos provisionales del Gremi d’Hotels de Barcelona, que dependerán de la evolución sanitaria. Las cifras sobre su posible ocupación sugieren aún muchas incógnitas.