La Barcelona que emerge tras la pandemia tiene muchas más sillas y mesas de bar en la calle que antes de marzo de 2020. Ha ganado (para quedarse) un millar de terrazas en plena calzada, y en total ha autorizado más de 3.000 entre ampliaciones o nuevas implantaciones con el propósito decidido de preservar una actividad económica que no se podía llevar a cabo dentro de los establecimientos a causa de las restricciones sanitarias. A instancias del sector, el esfuerzo del ayuntamiento ha supuesto salvar 1.875 puestos de trabajo. Pero la manga ancha municipal no ha llegado a todos los solicitantes, a veces por cuestiones obvias de espacio, y otras por criterios más subjetivos que van de la intensidad de uso a la convivencia vecinal. Medio centenar de operadores de 12 plazas y vías específicas se identifican con esta última situación y reclaman una enésima revisión de sus casos ante lo que consideran "agravios comparativos" en un momento de gran fragilidad financiera. Dos mesas (el término medio pactado) pueden suponer, o no, llegar a tener beneficios, aducen.
Efectos de la pandemia
Bares de Barcelona que no han ganado terraza denuncian agravios comparativos
Operadores de una docena de plazas y ejes donde no se han autorizado nuevas licencias ni ampliaciones consideran que el ayuntamiento ha aplicado criterios subjetivos
Terrazas en la plaza de la Virreina, en Gràcia, donde se ha denegado la ampliación temporal de mesas. /
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