El 4 de mayo de 2020, la calle de Consell de Cent amaneció parcialmente de amarillo, para sorpresa de algunos y conocimiento de otros. El ayuntamiento, por boca de la alcaldesa Ada Colau, ya había avisado el 25 de abril: la desescalada del confinamiento no debía pasar por la vuelta masiva del coche a las entonces desiertas vías de Barcelona. La ocasión la pintaban calva. La necesidad de conseguir distancias de seguridad entre peatones y el imperativo de alcanzar una movilidad que no pasara por abarrotar el transporte público era la oportunidad perfecta para acelerar la descontaminación de la ciudad y humanizarla. Más kilómetros de carril bicicleta, menos carriles para el coche y más para el transeúnte. Poco después, en junio, hubo que dar espacio en las aceras a las terrazas de bares y restaurantes. El interior estaba vetado. Pintura, bloques de hormigón, bolardos y barreras New Jersey. Y así, de la noche a la mañana, los barceloneses descubrieron qué era el urbanismo táctico y se hicieron expertos en él.
Entorno urbano
Urbanismo pospandemia: un año de 'amarillo Colau' y bloques de hormigón
El urbanismo pospandemia celebra el primer aniversario de calles pintadas, bloques de hormigón, bolardos y barreras New Jersey
Antes del verano, se retirarán los elementos más discutidos para limitar las terrazas con tarimas y un mobiliario más amable
A primera hora de la mañana, el carril peatonal en la calle de Consell de Cent se convierte en improvisado punto de aparcamiento de los padres que acompañan a sus hijos a la escuela.
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