Las colas para beber que apenas hace dos primaveras se hacían ante la animada barra de un bar o de una discoteca se han trasladado por las tardes a los supermercados y colmados más cercanos a plazas con ambiente o playas. Solo que antes el cliente pagaba por una copa bien servida, y ahora se lleva un 'pack' de seis latas de cerveza o una botella de algún licor para compartir a morro o en vaso de plástico. Las duras restricciones horarias que vive la hostelería catalana desde octubre han llevado al límite económico a cientos de negocios, en especial en Barcelona, sin lograr cumplir con el objetivo de aniquilar la socialización y el presunto riesgo de contagios. Los brindis se hacen -cada vez más, con el buen tiempo- en las calles, sin que la policía local dé abasto para erradicarlos. La crisis de la restauración local desde la pandemia y el evidente hastío de la población (joven y no tan joven) han llevado incluso al ayuntamiento a afilar su discurso para exigir que se restablezca la apertura en la franja de tarde noche, algo que el Procicat estudia y podría avalar esta misma semana.
Efectos de la pandemia
Situación límite: las restricciones asfixian a la hostelería mientras crece la 'barra libre' en las calles de Barcelona
El ayuntamiento urge al Govern a reabrir la hostelería por las tardes para salvar al sector, mientras trata de poner freno sin éxito a los botellones en Gràcia, Ciutat Vella y el litoral
Grupos de jóvenes quedan para tomar algo en el suelo de la plaza de la Vila de Gràcia, en ausencia de bares y restaurantes por las tardes. /
Lo más visto
- Pensionistas, solo cobraréis una parte de la paga extra en junio: esta es la razón
- Estas son las enfermedades que la yuca ayuda a combatir
- Los Mossos alertan de este método de robo: "Antiguo pero recurrente"
- ¿Qué es el muguet y de dónde viene la tradición de regalarlo el 1 de mayo?
- Condenada una aseguradora a pagar una indemnización de 13 millones de euros por "negligencia médica" en un parto en Galicia